Así es María Lázaro DetrásDeLaArroba
1. ¿Con qué personaje famoso (uno actual y otro histórico) te gustaría hablar en corto y sobre qué hablarías con él/ella?
¡Uys! Define primero el concepto de “famoso”, que ya solo eso da para una tesis.
Vamos por el histórico primero, que es más fácil: Salvador Dalí. Me apasiona su pintura, sus obras. Me apasiona la forma que tuvo de vivir la vida. De decidir cómo quería vivirla, su creatividad, su ingenio, su locura real o fingida. Querría descubrir qué hay de persona y de personaje en él, aunque doy por sentado que sería casi misión imposible. Saber qué sentía, qué pensaba, qué le motivaba. Y que me lo contara.
Y el actual… Quizás no sea muy “famoso”, pero me encantaría hablar en corto con Amuda Goueli, el co-fundador de Destinia (entre otras empresas online). Escuché su intervención hace ya varios años en una edición del European Ecommerce Conference, y su trayectoria y su forma de contarla me pareció fascinante. Le preguntaría, entre otras muchas cosas, qué hay de cierto en que fue uno de los impulsores y coordinadores de la revolución egipcia de 2011 (como figura en la Wikipedia).
2. En el extracto de tu perfil de LinkedIn haces referencia a la siguiente frase: “Nunca sabes de lo que eres capaz, hasta que lo intentas”. Y cuentas de lo que eres capaz en lo profesional. Así que, María Lázaro, te propongo las siguientes cinco situaciones para que me cuentes cómo las resolverías:
– Se te pincha la rueda del coche
Pues hemos pinchado en hueso: reconozco que no tengo ni idea de cambiar una rueda de coche. Llamaría directamente al seguro y pediría asistencia en carretera. Es que ni me lo planteo.
En mi descargo diré que aunque tengo coche y conduzco, a diario por la ciudad me muevo en transporte público: bus, metro o Cercanías de Renfe, si además voy bajo tierra me ahorro los atascos. Durante un tiempo fui también a trabajar en bicicleta, hasta que cambié de oficina. Y… tengo también ¡patinete! Si por una de esas casualidades de la vida en un viaje en coche se pincha la rueda, llamo al seguro y aprovecho la espera para cualquier otra cosa.
– Te hackean la cuenta del banco
Aviso inmediatamente al banco y ordeno que bloqueen todo todito. Luego ya hablaríamos sobre cómo y por qué me han hackeado la cuenta y de quién es la responsabilidad.
– Vas por la calle y a pocos metros de donde estás le están dando el tirón del bolso a una mujer
Salgo corriendo detrás del ladrón y recupero el bolso. Lo digo en serio. Recuerdo un par de situaciones similares.
Cuando estudiaba Periodismo, iba un día en el metro de Madrid camino de hacer una entrevista, probando en el vagón del metro que la grabadora funcionaba correctamente. De pronto, cuando estaban a punto de cerrarse las puertas en una de las estaciones, un tipo agarró mi grabadora y se largó con ella. Salí corriendo del vagón y empecé a perseguirle por el andén, como había un poco de aglomeración le alcancé, le cogí del brazo y le chillé: “¡Devuélveme la grabadora!”. Y va y me contesta: “Pero si solo es una grabadora…”. “Sí, ¡PERO ES MÍA!”. Le quité la grabadora y salí corriendo en dirección contraria. Sólo podía pensar en la papeleta que iba a hacer si me presentaba a la entrevista sin grabadora. Ni en broma, vamos.
En otra ocasión, hace unos años, estaba en una cafetería con una amiga, y de repente vi cómo un hombre metía la mano en el bolso que mi amiga tenía colgado de la silla y sacaba su cartera. Di un bote y le pillé por la manga de la cazadora cuando estaba saliendo, empecé a tirar de él y para zafarse, el tipo tiró la cartera al suelo y se sacó la cazadora. Salí corriendo tras él, yo por la acera y él por mitad de la calzada, entre los coches. Hasta que me di cuenta: “¿Se puede saber qué demonios hago yo persiguiéndole, si ya hemos recuperado la cartera y a este paso a él le va a atropellar un coche?”.
Así que volví a la cafetería con mi amiga, entregué la cazadora a uno de los camareros, y le dije: “Si alguien vuelve a por ella, que sepas que es un ladrón”.
Como conclusión, cuando voy en metro consultando el móvil prefiero colocarme lejos de las puertas, y en las cafeterías me pongo el bolso sobre las rodillas.
– Estás tranquilamente en un velador tomando un café, helado (o lo que sea) y en la mesa contigua se sienta alguien con 2-3 niños digamos “porculeros” que vuelven loco a cualquiera
Me pido comodín en la respuesta.
Tengo dos hijas de 11 y 9 años, que antes también fueron más pequeñas. Y además me encantan los críos, soy de esas madres que organizan meriendas con sesión de manualidades en grupo con las amigas de sus hijas, o me llevo a mis niñas y 15 críos a la sierra de Madrid en el autobús interurbano, a pasar el día. De las que cuando en el colegio se organiza “La Noche en el Museo de Ciencias” y piden padres voluntarios para acompañar un viernes por la noche a 80 niños de 3º a 6º de Primaria a hacer actividades didácticas y dormir en sacos sobre el suelo en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, y vigilarles para que no hagan el cafre, voy y me apunto.
Después de toda la semana trabajando, voy y me paso la noche en vela entre vitrinas y dinosaurios, ayudando y controlando a los chavales. O que si hay jornada de puertas abiertas en mi oficina para los hijos de los empleados, cancelo reuniones, me invento una gymkana y me convierto en monitora infantil. Porque sí. Porque me gusta.
Así que diría que tengo una tolerancia bastante elevada para los niños. En cualquier caso, si me tocaran niños “porculeros”, no sé si me solidarizaría con los padres, me comparecería de ellos, haría mutis o me plantaría delante de los críos y les propondría algún tipo de “reto” para mantenerlos ocupados un rato. Del tipo: a ver quién de vosotros es capaz de doblar una servilleta de papel en el menor tamaño, por ejemplo. O les daría un boli y una servilleta de papel a cada uno, para que dibujaran su refugio ideal. Con permiso de los padres, claro.
– Te toca el Euromillón
¿Pero cuántos millones de euros? 😉
Lo primero, compraría un piso más grande en el centro de Madrid: exterior y que sobrevuele los tejados, luminoso, con varias habitaciones, una cocina grande para comer todos juntos y un salón amplio también, con terraza en la que poner tiestos con árboles, y finca con piscina, jardín y garaje (si alguien sabe de alguno a precio de saldo y presupuesto de “noganadoresdeeuromillónnienbroma”, que me avise porfa).
En cuanto pudiéramos, me iría con la familia a vivir un par de años como mínimo al extranjero, para que mis hijas aprendan bien un segundo o tercer idioma, y aprovechar yo para estudiar un Máster en… ¡uf, hay tanto que aprender! Y a continuación o mientras tanto, depende, montaría la empresa (no te voy a decir cuál), con la tranquilidad que da saber que tienes las espaldas cubiertas desde el punto de vista financiero. Que ya es mucho en estos tiempos.
Tendría que presupuestar también qué parte reservar a cubrir contingencias y necesidades de nuestra familia (extensiva) en los próximos años. Y ya puestos, financiar determinados proyectos.
Porque hemos quedado en que me habrían tocado mucho millones, ¿verdad?
3. A María Lázaro la llamo, desde el cariño, la reina de las aplicaciones 2.0… A ver María, ¿qué tipo de aplicación habría que inventar para que los políticos se pusieran de acuerdo en algo?
Una aplicación de realidad inmersiva (no confundir con realidad virtual, que esa hay unos cuanto políticos que la tienen muy experimentada sin siquiera darse cuenta). Que les encerrase en un espacio muy restringido, en el que las condiciones de vida se fuesen degradando poco a poco sin remedio, y sólo se les liberase previo acuerdo. Un encierro del estilo de “La cúpula” de Stephen King.
4. ¿Qué tipo de libros te gusta leer, qué tipo de películas te gusta ver, qué tipo de deportes te gusta practicar, y qué tipo de música te gusta escuchar?
Empecemos por los libros: me gusta sobre todo la novela, principalmente intriga o policíaca, y también histórica. De vez en cuando, también algún ensayo. Lo último que he leído ha sido “El silencio de la ciudad blanca”, de Eva García Saenz de Urturi (¡me encantó!). Y ahora estoy releyendo “The New York Trilogy” de Paul Auster, alternando con “The Entrepreneurial State” de Mariana Mazzucato (a Mariana la escuché como ponente en #Outthink16, y fue un descubrimiento).
Películas… Ahí vamos por descarte: prefiero películas en versión original, mejor cine europeo, desconfío de las películas “de acción” y me gusta ir al cine, a una sala de cine. Y además, si me surge de improviso la ocasión, no me importa ir sola, no tengo ningún inconveniente.
En cuanto a deportes, me gusta sobre todo correr. Lo llevo haciendo desde que tenía 15 años, antes de que a correr se le llamase jogging, footing y ahora running. Yo no hago running ni soy runner. Yo corro porque me gusta. Suelo hacerlo en El Retiro, Madrid Río o la sierra de Madrid, no muchos kilómetros, cinco o seis.
También me gusta montar en bici, ¿te he contado ya que durante un tiempo fui a trabajar en bicicleta? Me encantan la Casa de Campo y la zona de La Pedriza, descubrir nuevos lugares mientras ruedas.
También monto a caballo con mi familia los fines de semana, en una pequeña hípica: doma. ¡Noooo, no tenemos caballos, sería un dineral! Y antes de que me preguntes, te diré que sí: me ha caído corriendo por la sierra, pedaleando por Madrid y galopando a caballo. He acabado en Urgencias, y he vuelto a correr, pedalear y montar. (En invierno, como anochece pronto, me apunto al gimnasio y corro en cinta o hago spinning).
En cuanto a la música… reconozco que escucho poca, la verdad. Casi no recuerdo cuándo fui al último concierto.
5. ¿El Social Media es otra burbuja como la de la construcción?
No, el social media es una evolución en la forma en que las personas nos comunicamos entre nosotros, las marcas se comunican con las personas y las personas se relacionan con las marcas. Pero sobre todo, es una canal, entorno, ecosistema, en el que se comunican personas, que seguirá también evolucionando. Las burbujas las crean los especuladores, los que apuestan por adjudicar un valor financiero a un activo por encima de su valor real, sin que haya un tangible que lo sustente desde el punto de vista económico. ¿Se están sobrevalorando algunas compañías o plataformas de social media? Puede ser. Pero en ese caso, los responsables son quienes realizan esa valoración y la alientan. Por debajo, al margen o mientras tanto, las personas se seguirán comunicando a través de redes sociales… y lo que derive de ellas.
Como no puede ser de otra manera, María Lázaro también ha pasado por los micros de Café Digital; si no recuerdo mal, dos veces. La última vez para hablarnos sobre LinkedIn desde el punto de vista de las empresas
6. ¿Puedes contarnos alguna anécdota que te haya ocurrido dando clases?
Una muy habitual es cuando les explico a los alumnos la normativa para concursos y promociones en Facebook y les insisto en que Facebook no permite utilizar las biografías personales para administrar promociones: que no se puede indicar “Compártelo en tu biografía para participar” o “Compártelo en la biografía de un amigo”, ni “Etiqueta a tus amigos en esta publicación para participar”.
Siempre hay algún alumno que lo cuestiona, que directamente no se lo cree, que dice que no es verdad y que muchas marcas utilizan esa fórmula en sus concursos, así que por tanto es válida. Y entonces tengo que explicarle que esa marca viola las condiciones de utilización de la plataforma, y se arriesga a sanciones.
En una ocasión, un alumno incrédulo me enseñó un concurso en vigor en el que la mecánica de participación era precisamente compartir en perfil personal, para “demostrarme” que me equivocaba. Y no me quedó más remedio que proyectar en la pantalla, a todo lo grande, la página de Guidelines de Facebook, y leérsela en voz alta, para que lo asimilara de una vez.
7. ¿Cuándo fue la última vez que pensaste “tierra trágame” y qué ocurrió?
En una ocasión estaba en el médico con una doctora nueva, y al hacerme la ficha médica, me preguntó dónde vivía. Cuando le dije la calle, me respondió: “¡Somos vecinas!”. Entonces yo le pregunté en qué número vivía. Ella me respondió: “María, cuando te digo que somos vecinas, es que somos vecinas. Vivo en tu mismo portal, tu misma escalera, tu misma planta: tú en el A y yo en el B”. ¡Tierra trágame! Se había mudado de alquiler hacía poco al piso de mi vecino. Entre la bata blanca, las gafas de médico y encontrármela fuera de lugar, no la había reconocido.
8. ¿Un sueño que hayas cumplido y uno que te falte por cumplir?
Me falta por cumplir, y lo veo complicado ya, ser astronauta. De pequeña quería ser astronauta, pero me convencieron de que eso era imposible porque era mujer, española, y con gafas (si me llegan a pillar unos cuantos años más tarde, otro gallo hubiera cantado).
Uno que haya cumplido… Aún a riesgo de parecer ñona: tener la pareja y las hijas que tengo. De verdad.
9. ¿Qué podrías contarnos (algo bueno y algo malo) de la comunicación online de Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera?
Esta, con tu permiso, me la salto.
10. Y para acabar, dime qué opción escogerías de cada una de las siguientes parejas que a continuación te dejo:
– Cocido madrileño o bocadillo de calamares. Cocido madrileño, sobre todo si es sábado o domingo a medio día y lo he cocinado yo. Me encanta.
– R. Madrid o Atl. de Madrid. Real Madrid en todo caso, pero por “tradición” familiar. Te reconozco que el fútbol me interesa más bien poco.
– Blanco o negro. Elijo el blanco, que para que se ponga negro ya habrá tiempo.
– Ser ángel o ser demonio. ¿Ángel endemoniado no vale? Bueeeno… pues entonces ángel. Un ángel bueno. Pero un poco traviesete de vez en cuando, ¿OK?
– Ahorrar o “vivir al día”. Ahorrar. Al menos lo suficiente para poder decidir yo dónde quiero estar y qué quiero hacer. Y poder prescindir de ingresos si en algún momento lo creo necesario.
– Enamorar o que te enamoren. Ayyyy…. ¡qué difícil! Enamorar. Pero con la condición de que me enamoren, enamorar por deporte y sin ser correspondido no le veo sentido.
– Dulce o salado. ¡Dulce!
– Twitter o LinkedIn. Twitter. Y eso que soy muy pro-LinkedIn (he escrito dos eBooks sobre LinkedIn). Pero Twitter tiene esa inmediatez, ese flujo constante de información, de aprender cosas nuevas, de descubrir, de participar, que va más allá de LinkedIn.
Hasta aquí la entrevista. Ante todo, gracias por tu tiempo. Ahora, si lo deseas, eres tú quien puede formularme una pregunta a mí.
María Lázaro pregunta: Manuel, cuéntame: ¿cómo llegaste a Café Digital?
Como ocurre en tantas ocasiones, a la radio llegué por casualidad. Tras llamar varias veces al mismo programa para dar mi opinión, me invitaron como contertulio. Al año siguiente, sin comerlo ni beberlo, era yo quien presentaba el programa. Fueron cinco años haciendo un programa sobre mi equipo de fútbol (el programa, Familia Rojiblanca; el equipo, el Sevilla FC).
Decidí que mi etapa había concluido y me incorporé a un programa llamado La Solución Óptima. En él se hablaba sobre economía familiar y empresarial. En LSO pasé de tener una sección a presentar primero, y hacerme cargo del programa, más tarde. Le hice algunos cambios y le introduje una sección al final de cada programa. Hablaríamos de empleo, formación, marca personal y social media marketing. Cuando quien inició el programa se desentendió de él, me pareció absurdo continuar un proyecto que no era mío.
De esa pequeña sección que introduje en LSO nació Café Digital. Iniciamos en marzo de 2013.
¡Gracias María Lázaro!