Hoy en #DetrásDeLaArroba entrevista a Susana Cañil. Es periodista. Y como casi todos los entrevistados en #DetrásDeLaArroba, escritora. Se confiesa heterosexual. Y canalla. Me cae bien. Mucho. Celosa de su intimidad. Sin pelos en la lengua. No se deja llevar por lo que pueda decir o pensar la mayoría. Y en esta entrevista a Susana Cañil vamos a intentar conocer un poco mejor a la autora de Espérame en París y Cañilismos canallas. Si la sigues en las redes ya sabes qué efecto tienen en ella los viernes. ¿Quieres saber cuál es el día con el efecto contrario? ¿A qué escritor le diría espérame en Paris? ¿Qué libro que conoce casi todo el mundo no piensa leer?… Si quieres conocer las respuestas a estas y otras muchas preguntas, no te pierdas esta…
Entrevista a Susana Cañil, escritora y periodista
¿Qué es ser un/a canalla?
Alejándome claramente de la definición que la RAE otorga a esa palabra, yo utilizo el término en su versión amable, chispeante y con un toque de discreta irreverencia. Ser canalla es una actitud ante la vida junto con aptitudes que nos vienen de serie, lo que significa que aunque muchos quisieran serlo, no podrían. Una receta que vendría a contener una equilibrada mixtura entre insolencia, valentía, sentido del humor, ironía, inteligencia, inconformismo, rebeldía y unas ganas permanentes de estar siempre “fuera de la ley”. Imprescindible: la elegancia. Sin ella sólo serías un canalla de marca blanca. Con esa palabra me dirijo cada mañana a mis seguidores, que lo aceptan de buena gana porque saben que lo hago desde el máximo respeto y con todo el cariño.
Dado que conoces de cerca el mundo de la moda, ¿me puedes decir por qué en ese mundillo el canon de belleza es una mujer talla 34 y una talla 40 es “una gorda”?
Para empezar no me suelen gustar las etiquetas (aunque reconozco que en la mayoría de los casos son sólo un mecanismo de defensa), por lo que me niego en redondo a admitir que existe un canon de belleza establecido. Me parece absurdo y alejado de la realidad que nos rodea. La industria de la moda no deja de ser un gran circo destinado a impresionar pero a la vez, un monstruo que genera muchos beneficios económicos. Dicho esto, y sin que nadie saque fuera de contexto lo que voy a decir a continuación, puedo comprender, y hasta defender, que el mejor “escaparate” para vender ese producto sean mujeres delgadas en las que la ropa luce mejor. La moda provoca un poderoso efecto “feedback”; vemos como queda una prenda en una modelo y pensamos inmediatamente en que a nosotras nos va a sentar igual o de forma muy parecida. Resultado: nos incita al consumo. Pero en los últimos tiempos se ha instalado una corriente de mujeres cuya delgadez linda con la anorexia. Ni qué decir tiene que estoy absolutamente en contra y que todos, medios de comunicación, diseñadores, médicos, estilistas, padres y las propias modelos, deberían unir sinergias para recuperar el sentido real de la estética, pero sobre todo, el sentido común. Por otra parte no conozco un solo hombre de mi entorno al que le guste ese prototipo de mujer sin curvas. Yo las tengo y las defiendo a muerte. Pero volviendo al principio, comprendo que en una pasarela tradicional no desfile una mujer con la talla 46 porque seamos sinceros, la ropa no sienta igual. Pero entre la 34 y la 46 hay todo un mundo que marca la diferencia y el cual nos encontramos la mayoría de las mujeres reales.
¿Qué te parece el boom de “influencers” de moda de mujeres que hace 3 días eran auténticas desconocidas? ¿Susana Cañil podría ser una influencer?
Que todo el planeta ha sido colonizado por la mediocridad, es ya un hecho contrastado. Yo llevo media vida bregando con esta lacra, para la no han inventado vacuna, receta milagrosa ni oración que puedan exterminarla. Con una simple mirada de soslayo a tu alrededor, basta para darte cuenta de que vivimos en una sociedad en la que triunfa lo vulgar, lo fácil, la incultura y el exhibicionismo físico y emocional. Doce años en la élite de la moda, un Máster, tres libros publicados, miles de ellos leídos a lo largo de mi vida y un gran bagaje personal y profesional a mis espaldas no me sirven de nada ante estos personajillos que afloran de la nada y que con una inteligencia justa para pasar el día, arrasan en las redes sociales, escalan posiciones y ganan cantidades ingentes de dinero por no hacer ni decir nada interesante. No sé qué me produce más rechazo, si los individuos en sí o el rebaño sin criterio que les venera y les escolta de forma incondicional.
Respecto a la segunda pregunta que me formulas… ¡quién dice que yo no soy una “influenciadora”! De hecho, todos lo somos. Influimos cada minuto de cada día en la gente de nuestro entorno; yo misma he sido, y soy, una clara influencia en mis hijos. Que mi opinión ante ciertos temas sea de absoluta relevancia para que tomen una decisión, me parece todo un éxito. Bastante más importante en mi escala de valores que esos “influencers” que mencionas. No creo que pudiera serlo en el contexto que planteas, pues carezco de todos los rasgos distintivos que se deben poseer para alcanzar ese estatus y por ende, triunfar; tengo criterio propio, soy políticamente incorrecta, detesto la falsedad, huyo de los rebaños, me posiciono, soy rebelde, inconformista, irreverente, incómoda y selectiva. No sigo las modas (de hecho creo que seguirlas es lo más pasado de moda que hay), no me vendo por nada, me relaciono sólo con quien deseo hacerlo de verdad y el dinero no es una prioridad en mi vida. Por lo tanto insisto, no podría serlo, al menos de forma consciente. Otra cosa es que con el tiempo pudiera convertirme en algo parecido, pero sin haberlo pretendido y siempre y cuando me permita no renunciar jamás a mi particular escala de valores.
Los que te seguimos en Facebook ya sabemos el efecto que los viernes causan en ti. A los que no te siguen, ¿les cuentas cuál es ese efecto? ¿Y cuál es el día que para ti tiene el efecto contrario?
El efecto viernes nace, no como una provocación, sino como una reivindicación para que las mujeres hablemos de sexo con la misma naturalidad que lo hace un hombre y sin tener que ser juzgadas de forma peyorativa por ello. Mujeres y hombres somos iguales ante el sexo o deberíamos serlo. Tenemos las mismas necesidades, las mismas apetencias y el mismo derecho a practicarlo cuando y con quien queramos, las veces que lo deseemos, con amor o por pura lujuria. Poder tomar la iniciativa, exigir calidad, no conformarse o cambiar de pareja cada vez que lo consideremos apropiado deben ser comportamientos naturales que se midan por el mismo rasero sin tener en cuenta el género. Complicado, lo sé. Vivimos en una sociedad que etiqueta y encasilla, que juzga sin saber y que critica todo lo que ellos no se atreven a hacer y otros sí hacen.
Uní el día de la semana que siempre ha sido mi favorito con una imagen sensual pero elegante y lo que comenzó siendo casi un juego, se ha terminado convirtiendo en mi seña de identidad. Debo decir que he conseguido un dificilísimo equilibro en el que se me respeta, valora y admira a partes iguales. Y eso teniendo en cuenta que el 80% de mis seguidores son hombres. Si he de ser sincera, las mayores críticas siempre han llegado por parte de mis congéneres. Y respecto a la pregunta de qué día de la semana tiene el efecto contrario, en realidad ninguno. Todos pueden ser viernes o lunes; depende de las circunstancias, el momento y tu actitud. ¡Y por supuesto, el contrario también influye!
Sé que te colaste en un evento exclusivo para editores (o editoriales) para entregar el manuscrito de tu primera obra. ¿Nos cuentas cómo se te pasó por la cabeza esa idea? ¿Algún otro lugar en el que te hayas colado sin ser invitada o sin tener permiso?
Soy impulsiva y todos los impulsivos metemos tanto la pata como el corazón. A veces la jugada sale redonda y otras muchas, salimos escaldados. En aquella ocasión convencí a un amigo, que por su profesión tenía acceso al recinto, para que me “colara”. Bajo el brazo doce preciosas carpetas con el primer capítulo de “Espérame en París”, en mi mente un recorrido muy claro de las editoriales en las que entregaría los manuscritos y en mi ánimo, muchas ganas y muy poca vergüenza. ¡Tendríais que haber visto las caras de algunos y haber escuchado los comentarios de otros! Pero no soy mujer que se rinda con facilidad. De aquella “visita” recibí dos propuestas editoriales para publicar mi novela. Una de ellas de una importantísima editorial. La otra, mucho más humilde que fue con la que finalmente publiqué. Decisión difícil la que tuve que tomar pero que a día de hoy y con la perspectiva que otorga el tiempo, confirmo que fue la acertada.
¿Otros sitios dónde me haya colado sin permiso? Mis preferidos son los corazones.
No sabía que tienes tres hijos. No te voy a preguntar por ellos directamente, pero… ¿podrías contarnos, de cada uno de ellos, un rasgo de personalidad en el que son clavados a ti?
La mayor ha heredado mi tozudez, la rebeldía y ese “pronto” que a veces nos pierde.
La mediana sin duda, la intuición y la creatividad.
El pequeño, la sensibilidad y la franqueza.
A raíz del neofeminismo o como quiera llamarse, realizaste un post en tu muro de Facebook defendiendo a los hombres. ¿Se “te tiraron encima”? ¿Qué te parece este tipo de movimientos?
Corren malos tiempos para los hombres. Pero además de malos, injustos. Hoy en día un piropo sin más intención, una mirada o una broma, a un hombre le puede salir carísimo. Hay que echar la mirada atrás, pero no mucho, y recordar que hasta hace cuatro días como aquel que dice (unos años después de la muerte del dictador) en este país una mujer no podía abrir una cuenta bancaria, solicitar el pasaporte, trabajar o sacarse el carnet de conducir sin el permiso del marido o del padre. Hemos pasado de vivir bajo el yugo masculino, con todas las obligaciones pero sin ningún derecho, a considerar al hombre como enemigo público número uno por una pandilla de descerebradas que amparadas en su condición de defensoras de los derechos de la mujer, enarbolan la bandera de un feminismo adulterado, trasnochado, ridículo y especialmente peligroso que, desde luego, a mí no me representa. Soy alérgica a cualquier tipo de fanatismo o de pensamiento extremista que es lo que practican estas nuevas salvadoras que, además, dañan de forma irreparable a ese otro gran colectivo de mujeres que sí luchan de verdad por avanzar pero con armas como el sentido común, la inteligencia y el realismo. No nos dejemos desviar de lo que realmente importa sólo porque un puñado de oportunistas desea su cuota de protagonismo. Hemos avanzado y conseguido muchos logros pero la igualdad a todos los niveles, es una cumbre que las mujeres tardaremos en coronar. Por supuesto que deseo esa igualdad. ¡Cómo no hacerlo si tengo dos hijas! Pero si para conseguirlo tengo que demonizar y perseguir sin tregua a los hombres, conmigo que no cuenten.
De los siguientes personajes que te propongo, a quién le dirías “Espérame en París” (me da igual que sean hombres o mujeres)
Por supuesto, siempre sería un hombre. Me declaro “orgullosamente heterosexual”.
• Un escritor: ARTURO PÉREZ-REVERTE
• Un músico: JOAQUÍN SABINA
• Un deportista: MICHEL
• Un político: NICOLAS SARKOZY
Ronda rápida de preguntas (I):
• ¿Dormir con o sin calcetines? Sin, por favor. La pregunta ofende
• ¿Tortilla con o sin cebolla? Con cebolla siempre.
• ¿Relaciones con o sin mentiras piadosas? Sin mentiras de ningún tipo.
• ¿Selfies con o sin filtros? Con filtros para los extraños. Mi gente, mi círculo íntimo, ya me conoce en todas mis versiones.
Ronda rápida de preguntas (II):
• ¿Cuál es el libro que conservas desde hace más tiempo? La colección entera de las obras de Agatha Christie editada por Ediciones Molino. La guardo en un baúl lleno de libros que marcaron mi vida adolescente.
• ¿Cuáles eran tus TBOs favoritos? Toda la colección de ASTERIX que todavía conservo.
• ¿Qué libro que está en boca de todos no has leído ni piensas leerlo? La Biblia.
• ¿Cuál es el último libro en el que tras acabar de leerlo pensaste “me hubiera encantado ser yo la autora”? “Suite francesa” de Irène Némirovsky.
• ¿A qué escritor que conozcas, y por qué, me aconsejas hacer una entrevista como esta? Por supuesto, a mi admirado Jorge Díaz (Cartas a Palacio).
Como todos los invitados de #DetrásDeLaArroba tienes la oportunidad de acabar la entrevista siento tú la que me hace una pregunta. ¿Qué te gustaría preguntarme?
(Susana Cañil pregunta) ¿Has hecho las preguntas que deseabas o las políticamente correctas?
Hay veces en que he entrevistado a alguien de quien casi no sabía nada (algunos de los autores que otros autores me recomiendan) y sí tiro por preguntas que sean menos comprometidas. En tu caso, tras meses como seguidor tuyo no me cabía duda que preguntándote de forma elegante no pondrías reparos en contestar a nada de lo que tuviera en mi cabeza. Y así ha sido. Así que no puedo más que, una vez más, agradecer tu predisposición para conmigo.
Y hasta aquí esta entrevista a Susana Cañil. Espero que haya servido para que conozcas un poco mejor a una de tus autoras favoritas y conocer de ella algo más de lo que suele compartir en sus redes sociales. En próximas semanas seguiremos con nuevas entrevistas a escritores (y algún que otro profesional no relacionado con la literatura).
Nos vemos.